sábado, 13 de enero de 2018

NO HAY ARGENTINA FACIL. Hegemonía o desnudez

El cuento sobre el Rey desnudo es conocido. No es tan así con su verdadero mensaje: El rey, que cree que no verán su desnudez, no es necesariamente estupido. Simplemente no entiende que se ha roto su hegemonía y con ello se ha roto la unidad de discurso, mirada y actitud en la sociedad. Aún es rey, lo dicen las personas a su paso, pero unos lo dicen desnudo, otros lo verán sin ropa, otros lascivo, otros ridículo. Y habrá un residuo que lo vea vestido ya que si aún lo llaman "Rey" es que aún no se ha construido una nueva unidad para decir, actuar y ver lo humano. Hay una crisis de hegemonía.
Y si bien eso parece bueno para el pueblo y malo para el rey, las crisis no se resuelven solas.
Reviso el artículo ARGENTINA FOR DUMMIES", por Marcelo Figueras, publicado en El cohete a la luna". (https://www.elcohetealaluna.com/argentina-for-dummies/#more-2681)
La intención del texto parece ser alertar sobre la degradación subjetiva que promueve Cambiemos. El tema es cómo y en qué medida esto funciona.
Creo que una sola, cualquiera, de las movilizaciones de diciembre lleva a discutir en otros planos el andamiaje creativo que despliega Figueras. 
Para que ciertos métodos, maniobras, andamiajes, dispositivos, funcionen contra el pueblo después de doce años en que otros métodos, maniobras, andamiajes y dispositivos funcionaron en su favor, es necesario que haya pasado algo, no sólo del orden de lo sociológico, lo comunicacional o lo cultural en general, sino de lo político: ese algo fue la derrota del 2015.
Figueras se pregunta. " ¿No será que al menos parte de nosotros está cansada y se siente dispuesta a pagar un precio, y hasta un alto precio, con tal de desdramatizar nuestra realidad y entregarse a una rutina sorda pero salva?".
Siempre cansa resistir, ningún pueblo hace su modo de vida de la disputa permanente, a menos que otro modo sea imposible o a menos que en su experiencia directa haya vivido algo de ese paraíso que vino a sobrepasar la fantasía para instalarse como cotidianeidad.
Venimos, como sociedad y como pueblo, de terribles experiencias: genocidio, hiperinflaciones, Malvinas, "conversiones" de Estado como en los '90, decepciones. Y a pesar de todo desembocamos en los doce años más inclusivos, democráticos y productivos que haya conocido nuestro país. El sueño que propuso Néstor en su discurso presidencial.
Pero así como un pasado inmediato trágico no deviene necesariamente en tragedia permanente, un período excelso para nuestro pueblo, no necesariamente nos vacuna contra la reacción ni pone al colectivo en guardia permanente contra todas las estrategias de los que siguieron siendo  dueños del país . Así que hubo derrota.
Y para revertir eso, además de ver cuestiones parciales o sectoriales hay que preguntarse en qué consistió la derrota, ya que si no sabemos qué hemos perdido, en qué orden retrocedimos como pueblo (no como "argentinos" ya que entre Macri y yo hay menos onda que la que yo pueda tener con un inuit o Macri con un jeque árabe) no entenderemos qué hay que recuperar, desde dónde. Y eso también puede explicarse fácil: Perdimos el control, relativo pero control al fin, del Estado. Y ese gran andamiaje que, en manos compañeras y en algunas no tanto, nos permitía inclinar la balanza del sentido común a favor del pueblo, vuelve a funcionar para lo que fue concebido: construir sentido común afín al modo de dominación y explotación que los dueños del país han construido como SU cultura.
No hubo magia ni hay magia, mucho menos estupidez en nuestra gente, a menos que hablemos de las responsabilidades en esa derrota. Puestos a pensar la actualidad sin revisar la derrota (es lo que sucede desde antes de la asunción de Cambiemos) coincidiremos en que los únicos que no pueden ser culpados son el hombre o la mujer de a pie.
Vale aquí revisar otra pregunta de Figueras: " ¿No será que hay mucha gente entre nosotros que preferiría desentenderse a entender, borrarse a poner el pecho, vivir una telecomedia de Suar a una peli épica?".
La respuesta no es "sí" o "no". Es: NADIE ES UNO.   Quienes festejaron mundiales de 1978 hicieron el 30 de marzo de 1982. Antes o después de la película de Suar alguien acompaña a las Madres, celebra que haya aparecido otra nieta, hace paro en su fábrica, en su dependencia, corta una ruta o se solidariza con quien fue despedido. Nadie es uno, todos somos un mar de contradicciones atravesado por la ilusión de ser coherentes, educados, reflexivos, maduros, cuando también somos incoherentes, superficiales, inmaduros, irreflexivos.
La cuestión es otra: hacia dónde se dirigen los puntos de unidad colectivos y hacia dónde las subjetividades se alinean con ese sentido. 
Perdido el gobierno, agredidos por todos los flancos, desde la destrucción planificada de su subjetividad (punto en que coincido con el texto, aunque no del modo que se presenta) hasta las balas y el hambre, lo significativo de cómo termina 2017 y comienza 2018 no es que haya tanta gente desorientada, tanta que vota a Cambiemos cuando casi toda su ofensiva institucional y  regresiva se convalidó por mayoria en un Congreso en minoría, sino cuánta fortaleza tienen en la resistencia a Cambiemos las subjetividades construidas en resistencias históricas, las identidades que no sucumben a pesar de setenta años de acción oligárquica contra  la emergencia del Estado populista.
Con todos los medios en contra, pusimos el secuestro y asesinato de Santiago entre los componentes esenciales de la conciencia popular, rompimos el 2 x 1, el ajuste va perdiendo el maquillaje de "modernización" y "no corrupción" para mostrarse como despidos, persecución y desmantelamiento productivo, la "reforma"previsional se desnudó como saqueo y la laboral como servidumbre planificada. Ayer, la división de poderes fue sustituida por el Megadecreto.
En menos de dos años de gobierno de derecha de la coalición oligárquica más poderosa que se haya logrado en democracia, todo el cotillón que describe Figueras y mucho más cotillón que no describe, sufre la suerte de la cotillones: lo que no se descascara se humedece, lo que no, pierde el color, lo oculto reaparece tras borrarse el polvo amarillo y lo que parecía disneylandia en sus mejores días emerge como esos paisajes sórdidos de Carpenter  desde atrás de la escenografía globera: son los dueños del país lanzados a represión, ajuste, saqueo de recursos populares, endeudamiento express, negociados a plena luz, con un apuro que muestra  que han comprendido: otra vez les será esquiva la hegemonía, mientras la confusión va abandonando paulatinamente el ropaje #SeRobaronTodo, reaparecen con cada vez más pueblo los dichos, los reflejos, los reclamos que tarde o temprano, la oligarquía lo sabe, terminan yendo por el gobierno para convertirse en política de  Estado.
Que eso llevará tiempo? En realidad el que necesitemos para ocuparnos de armar el Frente capaz de recuperar el gobierno en 2019.
Cada vez más gente de a pie está poniendo lo que mejor hace: resiste, aún en situaciones extremas. Abundar en aquellos que aún no ven la realidad que los destruye ya pasó. Lo masivo se vuelve mayoritario en la experiencia colectiva, la unidad del pueblo sucede, siempre por intervención de la política. 
La referencias políticas son las que hoy tienen la responsabilidad de ponerse a tono con las condiciones que el pueblo ha creado. 

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