sábado, 21 de noviembre de 2015

MAÑANA REPECHAJE POPULAR

Espero el día de mañana con ansiedad y con el orgullo de que hayamos construido el país y la región que hicimos en estos doce años.

Soy setentista, llegué a los sesenta y cinco años de vida y llevo más de cuarenta como sobreviviente. Entré al nuevo siglo con dudas de vivir una época tan maravillosa como la de los setenta. A la vista de este 2015, lleno de conquistas que ni soñamos, entiendo aquellos años como un ensayo, una preparación, tan intensa como dolorosa, del ahora que hoy puede disfrutar nuestro pueblo.

Pero ni los peores momentos ni estos son eternos. Le arrancamos esta vez más de lo esperado al capitalismo en medio de una de sus ofensivas más salvajes, venimos de un genocidio que aún resuena en las conciencias de todos y si bien generamos memoria, verdad y justicia, tanto la paz y como la inclusión logradas crean en muchos compatriotas expectativas de un tiempo sin conflictos, con empleo seguro, la casa propia como un horizonte posible, los pibes con un presente o un futuro cercano universitario, sin golpes especulativos, sin que lo logrado peligre. Y muchos de ellos creen incluso que es mérito nuestro haber alcanzado ese presente tranquilizador. Tienen su derecho. Pusieron lo suyo trabajando, bañándose, sufriendo, empujando sin darse por vencidos para salir del abismo del 2001.

Es por esas cosas sencillas, hogar, futuro, dignidad, identidad, entre otras, que nuestro pueblo viene peleando hace cientos de años y nunca pudo disfrutar más que algunos años en los pocos momentos de conquistas obtenidas.

Vengo de uno de los marxismos de los setenta, una izquierda identificada con la historia de nuestro pueblo, no gorila, capaz de disputar poder con la mira en una revolución que terminara con la explotación y la dependencia.

Lo primero que aprendí del peronismo es que es imposible construir un futuro colectivo si uno no se despoja de toda rémora liberal, sea en su versión individual egoísta, sea en su versión individual iluminista. Creo firmemente que lo mejor del pensamiento politico organizado e individual viene de las experiencias populares, así como lo peor nace de nuestra matriz capitalista, de la influencia ideológica y politica de los dueños de nuestro país y sus voceros. En estos días tensos, difíciles, veo algún resentimiento en algunos compañeros, una cierta impaciencia con quienes no parecen comprender nuestras propuestas o la magnitud de lo que se juega mañana. Nada más alejado de la actitud con que Nestor y Cristina condujeran estos doce años. Como bien dijo un analista el 24 de octubre, cuando algo no sale en política como yo espero busco el error mirándome al espejo.

Las elecciones también son un espejo. Si mañana todo sale como esperamos  y Scioli es ungido presidente, mostrarán que la mayoría de nuestro pueblo está dispuesto a continuar adelante con nuestro proyecto, aún con el horizonte de presiones externas e internas que nos esperan. De nada nos habrá servido atacar a quienes no lo comprendieron así. Vamos a necesitar a cientos de miles, millones de esos compatriotas para sostener el gobierno popular frente a la ofensiva imperial y la recomposición oligarquica. Nuestro triunfo será el punto de partida para colocarlos, nuestra comprensión, nuestra actitud no sectaria será la que nos permita ampliar el frente a la medida de las tareas a realizar. Si el resultado fuera otro, sería nada más y nada menos que el mensaje de nuestro pueblo de que hay que ampliar nuestras miras y convocatoria, sumar voluntades y creatividad para que la empresa de más desarrollo, soberanía e inclusión resulte posible y podamos retomarla

Iré a votar entonces con el orgullo de saber que es esta gesta de doce años la que nos trajo a esta alternativa impensada meses antes del 2003. Ese es nuestro triunfo y el punto de partida para cualquier avance popular en nuestro país y en America toda.


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