Estás
escapando entre las llamas con lo poco rescatado y el incendiario denuncia al
gobierno porque no te colocó un sistema antincendios.
¿Imposible?
La
patria sojera, en tren de aprovechar campos, apela a cuatro medidas que nos
afectan a todos
- Canales
clandestinos para drenar sus terrenos bajos cuando las lluvias los cubren de
agua
- Apropiación
por compra de tierras de menor valor por tener zonas a internas anegables. Luego,
drenaje de esas zonas a través de canales clandestinos
- Tala
de bosques para usar esa tierra para el cultivo de soja. Luego, disminución de
la capacidad de retención de agua de los terrenos. En tierras más pobres,
desertización
- Siembra
directa. Los terrenos se van compactando, lo que reduce su absorción, salvo en cada hueco en que se pone la semilla
La
primera medida es ilegal, pero si la economía de tu zona depende en buena
medida de tus negocios, es probable que se pase por alto hasta que se sufran
las consecuencias.
La
segunda comienza siendo legal, pero presupone un delito posterior, como quien
compra efedrina previendo que fabricará luego anfetaminas.
La
tercera y la cuarta son legales.
El
negocio inmobiliario, más allá y en los bordes del "segundo cordón",
comenzó aprovechando el empobrecimiento de hortelanos y pequeños productores
agrícolas comprándoles a precio vil hectáreas que ya no rendían lo esperado por
cultivo.
El
paso siguiente fue cercarlas y lotearlas para que nuevos ricos y no tanto refugiaran
su exclusividad en barrios cerrados.
Conforme
los pequeños propietarios sobrevivientes se fueron anoticiando del negocio y aumentaron
de precio sus terrenos, el negocio derivó a ir comprando, cuando no cercar tierras
públicas, humedales, lagunas temporarias, etc., para luego rellenarlas, elevar
su cota por encima de los terrenos circundantes y seguir lucrando con más
barrios cerrados. Otro cruce entre legal y no legal.
En
tanto, con las tierras encarecidas hasta lo indecible y con empleos y sueldos
reducidos, los más pobres que pudieron afincarse tuvieron que hacerlo en
tierras bajas, cerca de ríos y corredores de desagüe, expuestos a inundarse
conforme lloviera.
No
faltaron los emprendimientos sobre costa de pajonales desde el Tigre hasta La Boca,
inmobiliarias e intendencias mediante.
Agreguemos
intendencias que “dejaron pasar” para no aumentar en lo inmediato desocupación
y caída de fondos por impuestos.
Con
eso se completa la acción corporativa que potenció con los efectos del actual calentamiento
global y la permanente realidad de una pampa húmeda rica pero con poca
pendiente y posibilidad de desagüe. Si hubiera dudas, conviene leer el artículode hoy en La Nación sobre Sanford y Casilda
¿Y
lo del incendio?
La
Nación (la misma del artículo), Clarín (sí, el de Aranda, el que hizo 7 km de dique en los Esteros del
Iberá), la SRA, buena parte de la oposición, se asocian para “denunciar” a gobierno
nacional, provincial y municipales por no resolver una inundación que ellos
causaron con negocios legales e ilegales.
Como
siempre estaremos la mayoría de los argentinos, acompañando y ayudando a los
afectados. Pero ya cumplida esa tarea, sería hora de ir por justicia y proteger
de una vez por todas a los afectados de siempre.
De
la memoria se encarga, hagamos lo que hagamos, el agua. Lo suele decir StellaMaris Alló: el agua tiene memoria.
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