jueves, 16 de julio de 2015

¿SERÁ EL FELICES PASCUAS DE TSIRIZA?

Grecia se enfrenta a un futuro delineado por los poderes mundiales y uno no puede menos que remitirse a la propia historia.
Al día siguiente del triunfo de Tsiriza en el plebiscito (*) necesité, como muchos, celebrarlo como un triunfo propio.
Vi necesario, también, preguntarme por el motivo real de esa compulsa. Arriesgaba, arriesgo hoy, que si se gana una elección con una propuesta, cuando se llega al gobierno lo que cabe es llevarla a cabo, no sembrar la duda consultando si se hace o no se hace.
Buscando el porqué del plebiscito, suponía, habida cuenta de la información de algunos analistas, que su objetivo podía ser el de encontrar unidad en una coalición que entraba en contradición y/o generar un pronunciamiento popular contundente contra presiones poderosas (la troika, el frente financiero interno, etc.).
Hubo amigos que desde Europa me llamaron la atención sobre lo aventurado de mi suposicion respecto a divisiones internas en la coalición gobernante en Grecia.
Lo vi razonable: conozco más sobre la historia griega en el siglo XX que sobre su realidad actual, vivo casi en el otro extremo del mundo.
Además, la experiencia de la Alianza con los apretes del FMI sigue resonando en cualquier argentino a catorce años de el helicóptero, los asesinados, las asambleas, el trueque y el default.
Así que elegí remitirme sólo al tema conceptual (¿cuándo se convoca a un plebiscito?) y dejarme llevar por la necesidad de encontrar en otro continente una avanzada de la gesta que venimos sosteniendo en el nuestro hace más o menos una década y media. De todos modos, la historia de nuestros conflictos, sacrificio y resistencia se actualizó ante los sucesos griegos.
Hubo luego una negociación y una decisión griega que, a la vista de nuestra experiencia, promete ajuste, exclusión, retraso productivo y mayor pérdida de soberanía.  Hubo rechazo total de referentes y hasta ayer mismo funcionarios, como es el caso de Varoufalis
También desde nuestra experiencia se puede decir que el aprete de la troika se realiza con la mirada fijada más allá de Grecia: tiene un ojo dirigido al futuro de España, otro ojo hacia su propio poder y la conveniencia de reafirmarlo sin ambages.
Ignoro ahora, ya que mi conocimiento de la actualidad griega no ha dado un salto de calidad, si lo que ha sucedido en esta negociacion Grecia/ troika tiene, desde la óptica del gobierno griego, explicación en alguna compleja movida local que los legos desconocemos.
Lo que me queda claro es que la coalición de gobierno, incluso su partido mayoritario, están divididos. Tambien que hay poca vinculación entre lo que se llevó a consulta popular y lo acordado en la casa del amo y que, sea cual sea la expectativa que predomina en el gobierno griego, si el enemigo a la ofensiva encuentra a los mandos de la resistencia divididos y a la tropa dispersa por esta división, lejos de detenerse avanzará a ocupar mas territorio, saquear, debilitar al oponente, etc.
Recuerdo, a propoósito, aquella entrevista en la que un periodista consulta al carapintada Rico "el presidente Alfonsín manifestó intención de dialogar con Uds. ¿cesarán su protesta?". Lejos de responder, Rico avanza con su propia pregunta al periodista: "el enemigo nuestra bandera blanca ante el avance suyo ¿Qué debe hacer Ud?". "Negociar", responde el periodista. "No", dice Rico, "lo que hay que hacer es seguir avanzando y ocupar más territorio". No era intención de este nefasto personaje hacer pedagogía con lo que enseña cualquier manual militar, sino reafirmar su situación de poder. Sin émbargo, la parábola dejaba una enseñanza a tener en cuenta frente a discursos frentistas y seudoprogresistas: quien no comparte el paradigma democrático no es adversario, es enemigo. No de un partido, no de una propuesta, sino de la democracia misma, como sucede con Rico y con la troika.
Aquella vez un presidente -legitimo, valioso, convencido- salió de su espacio simbólico, la Rosada,  para ir un cuartel, espacio más que simbólico que el enemigo supo constituir genocidio mediante. El resto ya es conocido.
Ahora, un gobierno firmó las trazos gruesos de su futuro fuera de su territorio y de la geografía de sus instituciones y luego lo convalidó en esa geografía en medio de divisiones y rechazos.
Los miles de kilómetros que median entre América del Sur y Grecia disuaden de un juicio taxativo sobre lo que sucedió allá.
Lo que sí no deja lugar a dudas es que la troika ya está queriendo avanzar en nuestras tierras, cuenta con aliados incondicionales y hasta gobiernos ídem.
Hace diez años fue el ALCA com promesa de crecimiento comercial, hoy el aprete viene sin más promesa que la de segir respirando.
Como en Mar del Plata hace diez años, el proximo gobierno argentino y el resto de la región tienen una sola puerta al futuro: seguir el camino emprendido sin someterse al imperio. Y si lo de Grecia no fuera lo que parece, mejor. Por su pueblo, por los nuestros y por la esperanza de un futuro mejor

martes, 7 de julio de 2015

ELECCIONES EN CABA: NOSOTROS SOMOS QUIEN SOMOS

   Somos gobierno. Gobierno Nacional y en la mayoría de las provincias.
   Somos gobierno real: no hemos terminado con buena parte de los poderes corporativos ni con sus privilegios, pero hemos ganado espacio para el pueblo en el seno del Estado, disputamos riqueza en todos los espacios posibles y las decisiones públicas las toman aquellos a quienes votamos para tomarlas. Por eso, cualquiera de nuestros militantes puede decir "somos".
  Somos presente. Hemos construido un país inclusivo, en condiciones de desarrollarse y atender las necesidades básicas de su pueblo, garantizar su futuro y soberanía. Hemos construido alianzas regionales y a nivel mundial que nos fortalecen en esa perspectiva.
   Somos esperanza, en todos los países del mundo en que los pueblos transitan la resistencia al ahorque financiero y los ajustes: “Argentina”, “Kichnerismo”, “Peronismo” son una carta de identidad, tanto como nuestras consignas.
   Somos vigencia. Hemos promovido y aglutinado alrededor de nuestro proyecto a los mejores cuadros políticos, científicos, culturales involucrados en un fin colectivo. La derecha, para encontrar a uno solo referente que esté a la altura de esto tendría que resucitar ¿a quién?
   Somos previsibilidad y coherencia. El 15, 20% que vota al FPV en las presidenciales sin ser K nos vota porque percibe que somos hoy por hoy la garantía de un futuro posible, “un país en Serio”, como diría Néstor.
   Somos futuro inmediato. Hemos logrado la fórmula para ganar las presidenciales con amplio respaldo popular. En nuestro vértice contamos con una estadista con toda la talla, tanto por su capacidad de conducción como por su compromiso militante. Enfrente, el único candidato de neoliberal con pretensiones presidenciales recurre a un discurso vacío para no espantar votantes y ve cómo, provincia a provincia, sus referentes no encuentran respaldo electoral, quedando confinado a la ciudad de Buenos Aires, como único refugio.
   En la reciente elección de la Ciudad de Buenos Aires han obtenido los dos primeros puestos las propuestas neoliberales. Hemos identificado a la que obtuvo más votos como el intento de restauración conservadora más respaldado por las corporaciones y el poder financiero internacional. Hemos identificado a la segunda también como propuesta neoliberal y ese ha sido un eje central de nuestra campaña. Correcto o no, ese eje fue confirmado por Lousteau en su discurso de saludo a los votantes: a pesar de conocerse los actos de corrupción de sus principales operadores en la UBA, se dio el lujo de condenar corrupciones anónimas, victimizarse por una campaña “sucia” en su contra. Lejos de dirigir su mirada y extender su mano hacia las fuerzas cuyos votos necesitaría para competir en el ballotage,  no se diferenció del PRO más que en su retórico deseo de gobernar la Ciudad en lugar de ellos.
   ¿Entonces? ¿Qué hacer? Sencillamente reconocer que en la elección capitalina no hemos ganado y militar lo que viene para ganar en el resto del país, ganar en las nacionales en octubre y hacer lo posible para que en los cuatro años venideros la mayoría de los porteños nos eleve al ejecutivo de su gobierno como lo viene haciendo la mayoría en nuestro país.
   Se dice, para fundamentar el apoyo a una de las fórmulas en el ballotage, que la derrota de la otra “beneficiaría nuestra disputa en lo nacional, mostraría una derrota de Macri en su bastión”, etc., etc.
   Descartemos que Lousteau, si se presenta, tenga alguna posibilidad de ganar: buena parte de nuestros votantes han votado con suficiente conciencia y repudio al noliberalismo y en apoyo a nuestras caracterizaciones. Así que no van a volcar ahora su voto en contra de lo que ayer dijimos.
   ¿Que otras y otros habrán de votar a Lousteau por rechazo a Larreta? Están en su derecho, pero no seamos los militantes del FPV quienes promovamos al otro punto de apoyo de Macri.
   Quién ganará el ballotage en CABA no es la cuestión: hace años que venimos ganando en el país sin triunfar en las locales de Ciudad de Buenos Aires.

   La principal cuestión es que si abandonamos vigencia, previsibilidad, coherencia, capacidad de gobierno, garantía de futuro  para prohijar a este Cobos versión devaluada le estaremos entregando un triunfo al neoliberalismo: volveremos a divorciar a la política y el pueblo.