viernes, 27 de junio de 2014

SUAREZ Y LA FIFA: PARADOJAS DE TIEMPOS NEOLIBERALES

La escena permite ver que Suárez choca su cabeza en bajada contra el hombro del defensor italiano. La marca de mordida que muestra éste de apenas permite intuir que no se trató de un cabezazo sino de un mordisco. Digo intuir porque en esto se basan los fallos del referee, no en la confirmación científica o legal, sino en lo que el equipo arbitral ve y lo que a partir de su experiencia evalúa. 
Es lo mismo que nos pasa a los espectadores. Tal vez por eso nuestras reacciones son tan imperativas, tan irreflexivas. La falta de argumentos se compensa con lugares comunes, prejuicios, cualquier cosa que permita mantener convicciones sólo dirigidas a convalidar el resto de nuestras convicciones. La imagen ayuda, cuando están en juego cuestiones no visibles, lejos de constribuir a discernir nos reafirma en el preconcepto.
Pero volvamos a Luis Suárez. El partido concluye, Italia está fuera del Mundial2014
Tres días después, un comité de la FIFA, sin ninguna consulta a los implicados, es decir, a través de una práctica que reproduce formas anteriores al derecho romano, toma una decisión: suspende al agresor por nueve fechas a partir del partido Uruguay-Colombia. Pero hace algo más: vulnera todos los derechos laborales de Luis Suárez, empleado de una entidad miembro de la corporación mas famosa del mundo, cuando dispone " - De acuerdo con el art. 22 del CDF, durante cuatro (4) meses, se le prohíbe a Luis Suárez ejercer cualquier clase de actividad relacionada con el futbol (administrativa, deportiva o de otra clase)." En resumen: en ese periodo no podrá trabajar, ni discutir condiciones de trabajo o remuneración, tampoco contratar con otro club, etc.
No conforme con eso, la FIFA avanza sobre sus derechos ciudadanos: " se prohíbe, asimismo, a Luis Suárez entrar en los recintos de todos los estadios durante el período de duración de la prohibición (v. punto 3). El jugador tampoco podrá entrar en los recintos del estadio en el que la selección uruguaya dispute un encuentro mientras esté cumpliendo con los nueve partidos de suspensión". ¿Que pasaría con cualquier ciudadano de a pie si la empresa para la que trabaja pudiera imponerle sanciones de este tipo? Mucho empleado corporativo bordea hoy, con el ingreso de la empresa en su vida privada, via velular y mail, horarios "flexibles", una situación que marcha en ese camino. Por eso no debe sorprendernos la confusión que se despliega alrededor del "caso Suárez".
Dejemos de lado otras cuestiones que existen pero pueden distraernos de lo principal tales como, si Suárez merecía sanción (claro) o, que si el árbitro hubiera notado, la infracción hubiera producido su expulsión y con esto una sanción mucho menor (idem).
Lo que tenemos entonces es que de un lado hay un jugador que muerde a otro, de otro lado hay una corporación que avasalla todos sus derechos. ¿Cual es el problema principal? ¿Qué debería ocuparnos a todos los interesados en un mundo mejor, inclusivo, más justo para todos?
Antes de la resurrección del neoliberalismo la mayoría de las personas hubiera respondido como respondieron ayer Mujica, Maradona o Víctor Hugo: Suárez cometió un error, la FIFA actúa como un poder sin límites, autoritarismo, es una corporación para la cual los jugadores no son personas, sino una fuente de obtención de riqueza a la que hay que someter cada vez que sea necesario. En un mundo en que los trabajadores veníamos de conquistar derechos, los vivíamos como parte algo cotidiano, cualquiera hubiera notado esta prioridad.
Hoy es más difícil, pero no imposible. Sólo hay que dejar de actuar como si la realidad se pudiera pensar haciendo omisión de que el llamado poder fáctico avanza avasallando estados, grupos sociales e individuos y en cada situación es ésta la primera cuestión a despejar.

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