domingo, 13 de abril de 2014

Una cabeza y algunas vidas salvadas al naufragio


Me entero, por envío de Frida Rochocz, amiga, jovencita que supo ponerme calor en el pecho y en los labios en las visitas de patio del Celular 2 en Villa Devoto, que una de mis primeras producciones carcelarias en miga de pan, una pequeña cabeza, se exhibe este año en un museo de París.
Me entero también que Frida la conservó hasta hoy a través y a pesar de andar escondida, ser secuestrada junto a su madre, ser torturadas, poder al fin ir al exilio, vagar de país en país hasta establecerse, lejos del nuestro, ya casi sin su familia inicial, para intentar armar la propia. Algo .
Su hermano mayor, Lampi, Ramón Carranza, uno de mis maestros, murió a manos de una leucemia que se anticipó a los genocidas. Durante años y a instancias de las puebladas de Villa Constitución y la recuperación de la UOM Villa, Lampi era uno de nuestros compañeros más buscados, también uno de los más desconocidos. Cuando al fin la cana y los milicos tuvieron referencias de él, imagino los esfuerzos para sustaerlo a la represión hasta que lo llevó su enfermedad. Hay épocas, aquella fue una, en las que escamotearle la muerte de un compañero al enemigo ya es un triunfo, uno de los pocos posibles. Su hermano Gonzalo Carranza, el del medio, capaz de describirte pieza por pieza el funcionamiento de todas las armas conocidas hasta 1975, amigo, compañero del PRT, preso ejemplar, fue secuestrado para siempre a metros de la cárcel de La Plata, en la noche, en una de las tantas liberaciones/trampa de aquellos años). Me contaron alguna vez Frida y Gonzalo cómo espiaban años atrás al abrirse alguna pùerta, al pasar sin verlos por un pasillo, en aquella casa compañera de Vicente López , donde Lampi nos instruía y su madre nos alimentaba y alentaba sin descanso.
Así que la cabecita, sostenida en su precariedad de miga de pan y al parecer cubierta de tinta china, a partir de su misión de acompañar a Frida desde un bolsillo, una cartera, algún espacio de algún mueble familiar, pasó a una vitrina del Museo de Historia de la Inmigración para que tal vez otros exiliados de otros países diferentes ("náufragos del mundo que han perdido el corazón", los definiría en "nieblas del riachuelo" Enrique Cadícamo, ese tipo que casualmente caminara hacia la escuela por las mismas calles de Luján, pero años antes que yo lo hiciera en mi adolescencia ), para que estas gentes que seguramente viven la dualidad de tener espacios amigables en un país cada vez menos amigable, rememoren cada uno algo inexplicable que los busca desde el pasado a la vista de esa miniatura también inexplicable, más chica que una falange. 
Hay algo mío en un museo. No puedo negar que algo de mí se dispara desde el orgullo hasta la revancha de seguir trascendiendo a quienes quisieron borrarnos del mundo y aunque no pudieron del todo lograron segar a los mejores. Algo de mí también, que creo mejor y más mío, se dispara hacia la alegría de haber acompañado a Frida tantos años sin saberlo, como una especie de promesa de que algo mejor pasaría si sobrevivía a tanto dolor. O espero en todo caso que ese haya sido su destino. Con amor por lo que Frida y Mario fuimos en los ´70. Con amor con lo que supimos hacer con lo que preservamos de nosotros, Para Frida. MARIO


Para ver lo del museo 
http://www.histoire-immigration.fr/musee/collections/la-te-te-en-mie-de-pain-de-frida-rochocz



La tête en mie de pain de Frida Rochocz


La tête en mie de pain de Frida Rochocz. Don de Frida Rochocz. Photo : Lorenzö © Musée national de l’histoire et des cultures de l’immigration

Le parcours de Frida Rochocz

Argentine, 1959. Frida Rochocz naît dans une famille moderne recomposée. Ses parents, un immigré juif allemand et une immigrée espagnole, se sont rencontrés à Buenos Aires, dans un contexte politique et économique qui commençait à se durcir au lendemain de la Seconde Guerre mondiale. À la maison, ses frères sont très engagés, tandis que les gouvernements successifs répriment avec violence la ....

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