sábado, 28 de diciembre de 2013

NUESTRO GOBIERNO, LOS PRECIOS, EL ALZAMIENTO POLICIAL Y EL BOICOT ENERGÉTICO

Me sale siempre del mismo modo. Cada vez que hablo de nuestro gobierno digo NUESTRO. Más bien que yo no tomo decisiones de gobierno,  tampoco hay motivo para que se me consulte ni he solicitado nunca la atención de un funcionario a una opinión mía.
No lo necesito. Desde 2003 se viene haciendo mucho de lo que soñé toda mi vida y no tengo que decir que en muchos aspectos se fue aún más allá de lo que realmente creí que se pudiera, hacer. Basta con pensar en los 600 genocidas condenados, las puertas de la Rosada abiertas a Madres, Abuelas e HIJOS,  la derrota del ALCA, la AUH, el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género. Cualquiera de estas conquistas las pensábamos en los ´70 como consecuencia de una revolución triunfante antes que de un gobierno que llegó al poder con el 22% de los votos. Pero este, nuestro gobierno, tuvo la virtud de saber que sus decisiones si bien no siempre convocaban multitudes en su reclamo y apoyo se apoyaban en décadas de historia de lucha, con picos en el ´45/55 y el ´73.
No soy un peronista de toda la vida, pero si hay algo que confirmó mi decisión de identidad política fue este rescate de su vocación transformadora, de inclusión, democrática y de reparación popular que el kirchnerismo supo concretar en políticas de gobierno.
Así que cada vez que hablo de este gobierno digo nuestro. Es más, no digo que “gobierna”,  “nosotros gobernamos”, porque las decisiones que se fueron tomando en esta década fueron despejando cualquier duda a propósito del camino elegido: si algo no resultó no fue por complicidad  con el poder corporativo y oligárquico. Pudo haber errores de momento, expectativas de acompañamiento social no siempre logradas. Pero porque los errores no nacieron de traiciones sino de nuestra vocación transformadora, hasta derrotas temporarias como la de la 125, terminaron en mayor convocatoria popular como en el Bicentenario  y en la explosión militante, sobre todo entre jóvenes, que se produjera en la misma época.
Claro que no todos quienes aceptan nuestro gobierno tienen las mismas ideas, ni es lógico que esto pase. Así como algunos coincidimos en casi todo, no esperamos grandes beneficios en lo inmediato y apostamos a futuro, hay quien acompaña sin analizarlo mucho, quien nos acepta por costumbre o porque ve que hay capacidad y decisión para gobernar.  Y estos últimos no son los menos pero sí quienes más van a exigirnos.  sea porque viven en condiciones muy precarias y sólo nuestra gestión les permite sobrevivir, sea porque pertenecen a algunos de los sectores que más se ha beneficiado de nuestro gobierno y temen perderlo todo si nos sucediera alguien de signo contrario, sea porque están entre los grandes beneficiarios, pero aún no se han consolidado en la disputa empresarial, el caso es que su adhesión estará ligada a la eficacia de nuestra gestión, a los beneficios que ella les acarree y –cuando el beneficio pueda mermar- a nuestra capacidad para mostrar lo inevitable de las decisiones y el beneficio posterior que acarrearán. No todos quienes no rechazaron la nacionalización de YPF, la estatización de las AFJP, la ley de medios audiovisuales,  o la liquidación del ALCA, eran kirchneristas convencidos, mucho menos militantes. Las decisiones que se tomaron, la preparación de las mismas, la argumentación, la adhesión de personalidades vinieron a sumarse a valores acumulados por generaciones para que estas medidas cuenten con apoyo no kirchnerista. Esto es, en términos muy prácticos, lo que hace posible el frente nacional,  la gobernabilidad, la profundización el modelo. Allí  se asientan el consenso cotidiano y la reedición de triunfos electorales.
Ahora bien, tres conflictos indican, mucho más que las últimas elecciones,  que nuestro gobierno y con él todo nuestro pueblo están frente a una nueva coyuntura: el alzamiento policial, el aumento constante de precios impulsado por las empresas formadoras y la oligarquía a fin de contrarrestar la redistribución de ingresos y el boicot que llevan a cabo las empresas transportadoras de energía. Con cada uno, para seguir adelante, es necesario hacer lo que se hizo durante estos diez años: tomar decisiones de fondo hacia más soberanía, inclusión, desarrollo y distribución.
Si sostenemos el proyecto de inclusión,  de redistribución de la riqueza, de recuperación de solidaridad social, de redefinición de las prioridades de desarrollo en función de consolidar la producción nacional,  de ir por el pleno empleo en blanco, asociados de diversa forma con los países de América Latina,  en la medida que avancemos por ello vamos a  enfrentar acciones cada vez más violentas y desestabilizadoras de parte de quienes e beneficiaron del país de la exclusión, de la especulación, el endeudamiento, la expulsión laboral y social. Los procesos de Brasil, Venezuela, Ecuador, Bolivia son la confirmación de  esa tendencia que desde 2008 aumenta su virulencia en nuestro país.
Por otra parte, no podemos esperar que nuestro pueblo no aspire a una estabilidad y previsibilidad relativas tras soportar los años de genocidio y la sucesión neoliberal.  Fueron décadas dedicadas de destruir toda la cultura de soberanía, rebeldía y solidaridad que fuimos gestando desde nuestras luchas por la independencia. Llevamos sólo una de revertir aquello. Pero la estabilidad, como bien sabemos, no nace principalmente de las buenas intenciones ni del marketing, sino de seguir adelante con el proceso de transformación que haga cada vez más fuerte y unido  a nuestro pueblo y debilite cada vez más a quienes medran en la división del pueblo, en la violencia y el autoritarismo.
Los monopolios de la producción y el comercio y agroexportadores arrecian con su política histórica: generan ganancias y redistribuyen a su favor a través del aumento de precios antes que el de la producción. No invierten porque no les interesa el desarrollo nacional sino la ganancia inmediata y la exportación de divisas adonde estén a salvo de políticas distributivas. Los acuerdos de precios parecen una parte sustancial para neutralizar sus efectos distributivos y políticos (que se hable de inflación en lugar de presión distributiva ya es una derrota parcial). También las acciones militantes de control en la comercialización, pero sin formas de producción, distribución y comercialización en manos del Estado parece casi imposible ir a fondo con el problema. Por el contrario, la experiencia indica que cada nueva medida nuestra termina en mayores precios y a la vez más apropiación de fondos del Estado por parte de estas empresas.
Con la sedición de las policías provinciales y el boicot de EDESUR Y EDENOR,  conspiran contra la unidad de nuestro pueblo, contra la unidad entre nuestro pueblo y nuestro gobierno y tienden a debilitar  a la democracia y sus instituciones.
En el caso policial es de celebrar que casi no quede en el gobierno que se refiera al “reclamo salarial”: liberar zonas, movilizarse con uniforme y armas contra los gobiernos constitucionales, defender por estos medios las cajas de la trata, el narcotráfico y la piratería es exclusivamente sedición. Sin embargo esto es sólo una parte del problema: coexisten en nuestro pueblo dos sensaciones igual de ciertas: sentirse rehenes de estas policías cuasi mafiosas y sentir que su seguridad, con estas policías, está librada poco menos que al azar.
Es algo diferente a la ya conocida acción de las fuerzas represivas contra el pueblo y el aprovechamiento del control de delito para manejarlo desde la institución. Se trata de una nueva estrategia del imperialismo y grupos locales a partir del balance de las dictaduras de los 70/80. La utilización de las FFAA contra procesos populares deviene en dictaduras y en la negociación obligada entre el gran capital y los militares. La fragilidad de las democracias post dictatoriales hizo innecesario y peligroso el acceso de las FFAA al poder. Basta con pensar en Malvinas,  o las dificultades que el proceso o Pinochet le crearon a algunos intentos privatistas. En la primera década del siglo XXI, el uso de las policía para desestabilizar gobiernos cobró un sentido estratégico, cumple con el debilitamiento del gobierno popular sin que las policías puedan ilusionarse con acceder al poder. Algunos partidos, reciclados o vaciados de sus objetivos históricos, se irían fortaleciendo como alternativa para que le Gran Capital recupere el control institucional perdido.
La denuncia y la crítica desde el Estado no alcanzan para resolver esta realidad latinoamericana de policías comenzando a tomar el papel de las FFAA en lo que hace a imponer políticas a los poderes constitucionales. Menos cuando se fueron a sus casas con aumentos obscenos para trabajadores de la salud, la educación  u otros sectores públicos.
Es necesario por un lado redefinir el rol de las policías  retomando la doctrina que alumbrara en 1973: policías sometidas a la ley y los poderes constitucionales  para resguardar al pueblo en ejercicio de sus derechos soberanos.  Y sancionar hasta donde sea necesario a los responsables y ejecutores de las acciones sediciosas que no casualmente confluyeron hacia el 19 se diciembre en casi todo el país. Uno y otro camino resultan necesarios, tanto  para evitar una repetición ampliada como para reestablecer aquello que se inició con la bajada de los cuadros: la autoridad del poder político como garante de democracia y convivencia.
En cuanto al boicot de las transportadoras de energía, el primer punto es establecer que no se trata de impericia, desidia o falta de previsión: se trata de un boicot a un modelo que las debilita como la fijadoras de políticas públicas, especuladoras financieras y exportadoras de divisas. La inversión de las empresas mal llamadas energéticas no está ni estuvo orientada a optimizar la capacidad de transportar y distribuir energía sino al manejo de dinero, el condicionamiento de desarrollos productivos y la realización de sus ganancias donde les resulte más conveniente. Si se quedaron -o en algún caso cambiaron de mano-cuando el gobierno demostró que haría lo que prometió fue por los subsidios y el limitado control a su acción e inversión por parte del Estado.
De todos modos, aunque son inmensos los daños económicos que causa el cuello de botella energético, el costo mayor es social y político.
En medio de las fiestas, hemos visto multiplicarse por cientos los cortes y fogatas con que diferentes barrios protestan contra la falta de energía eléctrica. Cada hora que pasa sin energía en las casa mientras el clima ofrece temperaturas superiores a los 30 grados es sufrimiento para los más pobres, pérdidas económicas que se podrán compensar, pero sobre todo pérdidas en lo afectivo, en la autovaloración de cada uno y de cada comunidad que no se pueden reparar ni con explicaciones ni con resarcimientos futuros. No hay solución intermedia: o se recuperan las empresas por parte del Estado, se dice claramente al pueblo que esto es indispensable para vivir con soberanía u bienestar, se fija un cronograma respecto a los problemas que se padecerán hasta que las obras necesarias terminen con la crisis o nos estaremos mostrando como impotentes frente al boicot empresario.
La mayor parte dela oposición nos ha demostrado, frente a cada uno de estos conflictos, que prefiere acompañar estas situaciones con el riesgo de acceder al 2015 con las manos atadas antes que unirse a nosotros para avanzar en soluciones de fondo. Pero esto no necesariamente será así si logramos debatir y concertar de cara al conjunto de la sociedad. La promoción de un paquete de leyes para cada uno permitirá volver al fijar la agenda política y potenciar acuerdos con sectores más comprometidos con la cuestión nacional y la institucionalidad.

Al cerrar el año con estas disyuntivas, hay quien cree que este ha sido un año de retrocesos. No es el caso, como cada año desde 2003, el posicionamiento del proceso popular depende de nuestras decisiones antes que de los obstáculos que nos pongan. Si podemos superarlos estaremos fortalecidos, porque habremos probado una vez más que la inclusión sólo puede avanzar con un gobierno que priorice el pueblo a las corporaciones. Si en esta superación fuimos capaces de convocar y movilizar estaremos consolidando la base social y la organización poular necesarias para seguir adelante.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Mandela, la fortuna y la historia

Hoy ha muerto Mandela y se me figura que murió un amigo, casi un padre, seguro un compañero entrañable. No una figura lejana, de foto de periódico, de banderas de otros países.
Cumplió sus 95 años, alcanzó a realizar mucho de lo que soñó, fue el hombre más querido de su patria Y aún así uno no se conforma con su ausencia.
Recuerdo que una periodista francesa supo encarar a Ho Chi Minh y preguntarle: “¿estuvo mucho tiempo en la cárcel?” Ho contesta: “la cárcel siempre es mucho tiempo”
Mandela estuvo veintisiete años de ese mucho tiempo tras las rejas.
Es poco decir que ese sufrimiento no alimentó su odio ni creó resentimiento.  Lo importante es que parece haber usado esos años para macerar una humanidad total y una capacidad de comunicarla, definir  con sencillez por dónde ir hacia el bien de todos porque su pensamiento ponía ese norte por delante de cualquier otro.  
Hay algo que suelo guardar para mi intimidad, que conté alguna vez entre amigos en algún festejo, en el momento de las confidencias: una vez tuve a Nelson Mandela en brazos, por un momento breve, interminable.
Pienso que con el tiempo quedará como un recuerdo de familia, o de amigos que van sobreviviendo, esas leyendas que van de una generación a la siguiente sin sospecha de veracidad, más adecuadas para relatar algún rasgo de quien se recuerda que para verificar si realmente ocurrió, si aun no siendo así pudo pasar algo parecido o si le pasó a otro, o en otro lugar, o con alguien distinto al que se menciona.

En el año 2000, la Conferencia Mundial sobre vih-sida y ETS se realizó en Durban, Sudáfrica. Había que hacer, por fin, una conferencia en África y el país del sur fue elegido. Un poco porque en aquellos días vestía bastante bien a casi todo el arco político mundial sacarse una foto en el país de Mandela, los diamantes y el bastante intacto poder económico afrikáner. Otro poco porque Mandela ya no era presidente y su sucesor, Mbeki, parecía tener menos arraigo social que Madiba y eso generaba expectativas de realineamiento según qué presión internacional resultara más eficaz. 
Otro poco, mucho, porque con una población similar a la de Argentina se calculaba que en Sudáfrica 8 a 10 millones de personas vivían con vih y para los grandes laboratorios todo era cuestión de manipular la opinión mundial, comprometer al nuevo gobierno y quedarse con ese mercado cautivo fijando precios y condiciones.
Fue también el año que los hispanoparlantes peleamos por presentaciones dichas en nuestro idioma, el idioma más relegado en la traducciones simultáneas: "Latinoamérica quiere oír, Latinoamérica quiere hablar". Una buena movida, quizás porque la Conferencia se hacía por fin en el hemisferio sur, quizás porque ese año el contingente argentino fue muy numeroso.
El caso es que estaba en esa Conferencia, caminaba todas las mañanas un par de kilómetros desde unos dormitorios universitarios hasta el Centro de Convenciones que se alzaba frente al estadio de Cricket, ese insulso deporte inglés que apasiona a los sudafricanos. En el trayecto admiraba el ritmo de caminata de los cientos de miles de sudafricanos que llegaban a la ciudad desde pueblos situados a cinco o diez kilómetros  para trabajar durante el día y volver a caminar esos kilómetros por las tardes hacia sus casas. Y descubría el verdadero signo del racismo en esa familia de negros que antes cruzarse conmigo bajaba la mirada y con ello repetía el gesto de siglos, de la esclavitud al empleo mal remunerado, del sometimiento al apartheid, siempre por los diamantes, en ese país en el que la revolución permitó a millones  de negros acceder al voto, la filiación política, mejores empleos y la igualdad ciudadana mientras el poder económico de mineros y banqueros se mantenía en las mismas manos.
Y la franqueza de las miradas en las marchas, a toda carrera como antes, cuando arreciaba la montada y desde algún jeep una ráfaga se cobraba decenas de vida. Miles al trote, cantando con voces maravilosas corales de esperanza y dolor, tal vez  porque un viejo atavismo local supo cruzarse con la no tan vieja costumbre del canto en los templos anglicanos, de dios a un hombre un voto por décadas. Así que las marchas siguieron, como la cárcel de Mandela y sus compañeros, como la construcción del Congreso Nacional Africano y su resistencia, también como las tropas cubanas que le bajaron la barrera al ejército afrikáner en su frontera para siempre, todo llevó a esa Sudáfrica donde ahora estaba todo por hacer, pero además por primera vez se hacía posible.
Y todo era tan nuevo que por momentos me quedaba absorto en la mirada de un grupo de chicos, algunas flores, las familias descendientes de hindúes caminando en fila, el padre adelante, la madre después y los chicos. Yo llegaba al Centro cada día, salido del tiempo, detenida mi atención en algún detalle y el resto de mí seguía caminando nomás.
Así que ya casi estoy entrando al Centro y una limusina negra se me aparea, adelanta y va deteniendo hasta que casi la alcanzo, aunque aún no la veo. Y un par de tipos de traje, tan altos como anchos, han bajado y se están ubicando a ambos lados de la puerta trasero, que ya se abrió. Pero yo seguí caminando, ahora recuerdo que con la cabeza baja, así que llego al puesto de uno de los gigantes antes que él. Y el hombre que salía del auto ya me tiene sobre Él y nuestros brazos se cruzan y ahora me doy cuenta que me estoy llevando por delante a alguien y me detengo y quiero sostenerlo y mi mirada se cruza con la mirada definitivamente bondadosa, humana, calma, de Nelson Mandela,  mientras sostengo en mis brazos la fragilidad ese cuerpo que supo de la fortaleza del boxeo, de la disciplina del ejercicio diario para que sus enemigos no logren con la rutina lo que no pudieron con la tortura, el maltrato y la cárcel.
Y Mandela comenta algo mientras literalmente yo retorno sus pies al suelo sin animarme a mirar a los costados porque temo que los dos gigantes, el que llegó a su puesto a tiempo y el que no, no crean que este es un encuentro casual entre el más grande hombre de Sudáfrica y un despistado de los que abundan por todo el mundo.
Y todavía hay unas palabras más, en inglés, de esa voz clara y amable, pero entre mi poco inglés y la emoción no entiendo nada y me conformo con sonreír, darle la mano, apartarme y seguir caminando mientras Mandela espera que a los dos gigantes que ya están a su costado se sumen otros dos y entonces el grupo comienza a caminar hacia el Centro.
Suelo soñar, como cualquiera, situaciones que de algún modo sé, preveo que nunca van a suceder. Y me pregunto qué haría, cómo aprovecharlas mejor, cómo no perder esa oportunidad única.
Tengo el mismo sentimiento hacia Mandela desde que supe de él en la universidad. Cariño, admiración, respeto, la intención de acercarme, lo poco que pudiera,  a su ejemplo. No necesitaba entonces de este encuentro que en sueños hubiera supuesto de otro modo, entender las palabras de Mandela y responder con un inglés que no tengo y hacer un millón de preguntas, responder a las suyas, hacerle saber un poco de Argentina, de nuestro pueblo y de cuántos aquí también lo admiran.
No hubo nada de eso. Tampoco fue necesario: por un segundo tuve toda su atención, no porque fuera yo sino porque, lo creí siempre pero lo confirmé ese día, Mandela se reunía naturalmente con lo que lo rodeaba, sin resistencia se fundía con el mundo. Y por un momento yo fui parte de ese entorno. ¿Para qué más?

Pues bien, pasó y espero que la historia quede en mi entorno, en mi familia. Para que los que vengan sepan de mi fortuna y mis despistes. Para que la historia de Mandela se siga recreando de boca en boca. Es el modo en que los pueblos hacen eternos a los suyos.

martes, 12 de noviembre de 2013

aborto, punicion corporativa y derechos


Las notas que publica Mariana Carbajal en Página 12 llaman a la reflexión sobre cómo se presta asistencia hoy en Argentina y cómo se respetan los derechos de las y los pacientes, atento a la existencia de una legislación sumamente protectiva, la que establecen la leyes 26485 ("de protección integral a las mujeres") y  26742 ("derechos del paciente").
En la Maternidad Nuestra Señora de lasMercedes, en San Miguel de Tucumán le negaron el aborto a una adolescente que concurre embarazada por  una violación. Como si fuera poco, la denuncian y es citada por un juzgado. 
Hasta aquí uno, podría suponer que se trata de un caso, aislado y no algo habitual en Tucumán, pero por la misma nota nos enteramos que el gobierno provincial intervino en favor de la paciente, pero ante la negativa de los profesionales de la Maternidad a efectuar la práctica, el mismo gobierno tuvo que hacer gestiones ante un hospital de la Ciudad de Buenos Aires para que la práctica se realice allí. 
De paso acotemos que aquellos profesionales invocaron "objeción de conciencia" para su negativa a realizar el aborto. Es significativo que su conciencia no objetara en cambio llevar el caso a los tribunales y aumentar con ello los padecimentos de esta chica que acudió a su institución en busca de ayuda.
Tras la gestión y su traslado a la Ciudad de Buenos Aires,  personal del hospital Argerich realizó la intervención con éxito.
Uno podría  suponer entonces que estos hechos sólo suceden en Tucumán y que en el resto del país las mujeres no reciben tal destrato de parte de personal de salud, que por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires se cumple con la legislación,  no solo con aquella que garantiza el aborto en caso de violación, sino la que protege el derecho a la intimidad y confidencialidad para toda persona que accede a un acto terapéutico.
Lamentablemente no es así: Mariana Carbajal da a conocer también que en el Hospital Fernández  tres médicas,  Buffa, Wainfield y Diedrich, maltrataron una mujer que se presentó a su servicio con signos de una supuesta interrupción de embarazo. Las dos primeras la amenazan y cuestionan, Buffa además la denuncia a la policía.  El juzgado criminal de turno, el  número 13, en la persona de su secretario Schabas Madueño , ordena que sea apresada. Resultado: pasa 10 horas en la comisaría 53, encerrada en una celda pequeña mientras sigue con pérdidas y los malestares esperables. Cualquier parecido con escenas de la última dictadura civico-militar no es casual.  En otro sentido, el juez Zelaya ordena su libertad y lo completa con el sobreseimiento basado en que la mujer fue incriminada "por medios ilícitos ". Es decir: el delito lo cometieron quienes la malatendieron.  Claro que la mujer fue encarcelada de inmediato y las médicas aún no fueron intimadas a pedirle disculpas.
Todo lo previo se funde en otra clara violación del principio de confidencialidad, pero también se violó el derecho de esta mujer, quien se presentó, con pérdidas y riesgo de vida, a ser asistida según lo que se espera de un servicio público de salud: con idoneidad, respeto a su intimidad, trato digno También, atento a la situación de vulnerabilidad que vive toda persona que busca nuestra asistencia, se violó el compromiso en que basa su confianza: nuestro compromiso de NO HACERLE DAÑO. Podemos no contar con una terapéutica para resolver su problema de salud, pero le garantizamos, según el juramento hipocrático que prestamos los trabajadores de salud y los servicios que integramos, comprometiendo que ante todo no vamos a dañarla   Ese compromiso fue incumplido por las dras. Buffa, Wainfeld y Diedrich.
A esta altura, cabe considerar que ambos casos fueron más allá de vulnerar derechos de las mujeres, replicar su padecimiento y tener una clara connotación antiabortista: se inscriben en una práctica corporativa que tiende a violar constantemente los derechos de las personas que concurren a asistencia, con incremento, agregaría, acorde a la vulnerabilidad de la persona que concurre. Práctica que afecta también a quienes abordamos la asistencia desde otra perspectiva, ya que la actitud corporativa rompe la confianza necesaria para todo acto terapéutico, pone en duda toda prestación en salud.
El caso de CABA ha merecido intervenciones a considerar. Se dice en el artículo que  desde el Ministerio de Salud de la ciudad, la ministro Reymbaud había instruido a los servicios de salud para que denuncien casos como el que tratamos. La ilegalidad en ese caso se extendería a ese ministerio, pero los profesionales que incumplen la ley no pueden ampararse en ninguna obediencia debida, ya que llevamos casi 3 décadas de democracia y en ella no hay jerarquías que puedan situarse por encima de las leyes.
Por otro lado, la titular de la Defensoria General de la Nación,  Stella Maris Martinez, con toda premura dio a conocer el caso a la justicia en 2a. instancia a la vez que recordó la legislación vigente al Ministerio de salud de CABA y la dirección del hospital, pero acaba de declarar hoy en TV que lo sucedido puede obedecer "a la ignorancia de la ley por parte de los profesionales y al temor que tienen por estar expuestos a numerosos juicios y cuestionamientos".
Sabemos del justo posicionamiento de la Defensora ante estas situaciones, por lo que no quisiéramos que estas palabras sean tomadas para justificar lo injustificable. Ningún profesional tiene derecho a ignorar las leyes específicas a su práctica, menos aquellas que protegen a la persona en asistencia. Cuando hay "ignorancia", ésta no obedece al desconocimiento de la ley sino a la decisión de estar por encima de la ley. Hace unos días,  el titular de la carrera de medicina de la Universidad de la Matanza, en ocasión de su presentación al Foro de Salud Mental covocado por Carta Abierta en la Biblioteca Nacional, cuestionaba "los ciudadanos acatamos la ley, los profesionales de salud en parte la aplicamos y algunos hasta se creen con derecho a decidir cómo la interpretan, si la aplican o  no ".
Lejos de una cuestión de ignorancia, o de temor justificado, estos casos hablan de un problema corporativo que se justifica en la formación, se reproduce en los servicios y atraviesa a todas las profesiones de salud y recorta al menos dos actitudes diferentes respecto al acto sanitario: se trata de definir quién es el sujeto de la salud, si la comunidad o los profesionales, cuál  es el derecho que impera en esta relación y, en última instancia, a quién pertenece el cuerpo, la subjetividad, la vida de la persona que concurre o toma contacto con un servicio de salud.
Vale la pena resaltarlo, la relación entre la persona que busca asistencia y el equipo de salud no es una relación simétrica. Los profesionales estamos respaldados por la institucionalidad, por nuestra formación y por el conocimiento que se nos supone, lo poseamos o no. La persona en asistencia en cambio concurre librada a su individualidad y vulnerada por su padecimiento. Por eso se establece una legislación protectiva para el llamado "paciente "
Cabe por ultimo resaltar el silencio de los colegios y asociaciones profesionales sobre estos hechos. No digamos para condenarlos,  no hubo siquiera un llamado de atención sobre el modo legal como deben atenderse estas situaciones.
No es con atenuantes para con lo corporativo que van a dejar de producirse estos casos, sino con políticas claras de parte de las autoridades de salud, que incluyan no sólo "recordar " las legislación a los profesionales mediante actividades periódicas obligatorias sino también incluir espacios de respaldo accesibles a pacientes. Asimismo controlar que donde haya objetores de conciencia contra una práctica legal las personas que concurren cuenten con uno o más profesionales que no lo sean y que allí donde no haya posibilidad presupuestaria para ambas alternativas se priorice al que garantizará la,prácticas que el derecho habilita a realizar. Lo contrario no es libertad de conciencia sino impedir a la población gozar de un derecho.
PD: la excelente foto pertenece al facebook YPY Nacional y popular


domingo, 27 de octubre de 2013

2013- 2015: 2 años por delante

2013- 2015: 2 años por delante. 
Para seguir transformando el país. Para construir la presidencia 2015. 
Por nuestro pueblo. 
Por todos los pueblos de América Latina. 
Por todos los pueblos que en medio de una nueva ofensiva mundial por la exclusiòn nos ven como una geografía de esperanza. 
Cristina ya vuelve.
El flaco nos pasó la bandera. 
Porque nos lo merecemos. 
Vamos entonces. 
Hay que seguir adelante

jueves, 24 de octubre de 2013

La farándula, el discurso de la derecha y 678

La derecha ha conseguido pocos pero promocionados personajes de la farándula para reproducir sus valores e ideas. Entre algunos militantes y analistas políticos  surgen algunos cuestionamientos al debate surgido de las declaraciones e insultos al gobierno producidos por Casero, Campanella y otros.
¿Por qué compañeras de la talla de Estela de Carlotto se ocupan entonces de sus dichos?
En particular no me preocuparía por lo que aquellos personajes piensan si no fuera porque sus mensajes públicos son promovidos y difundidos por la derecha en  la estrategia de poner de nuevo en cuestión la política de derechos humanos a través de personajes menos incinerados que la Pando, Lanata, Auad, Carrió o Grondona.
Hay compañeros que hoy dicen que si 678 no hubiera recogido esos decires y quehaceres, si Spolski o Gvitz no necesitaran polémicas para vender sus productos, estos decires trascenderían el brulote. O estos personajes no recrudecerían sus barbaridades.
Ni uno ni otro. 678, Duro de Domar, no hicieron más que analizar lo que ellos dijeron. Les cabe aquello que dijera Pablo Picasso: "esto que muestro no o hice yo, lo hicieron Uds".
Por eso, no me parece pertinente ver si lo que hacen Spolski, Gvitz o sus empresas coincide o no con lo que defienden mis compañeros y amigos. Me ubico en las coordenadas de siempre, reafirmadas por Néstor y Cristina en estos 12 años, sobre los límites que nos fijamos respecto a lo negociable.
Casero, que no es un estúpido sino alguien con elaboradas opiniones opinables, afirmó públicamente y fue reproducido por toda la corporación mediática, una serie de clichés de la derecha. Si sus dichos suenan poco inteligentes es porque chocan con el discurso cotidiano, eso que se fue desplegando por el esfuerzo que hicimos todos por incorporar los horrores del genocidio al sentido común de la sociedad. Tarea nunca terminada y siempre sujeta a ataques. Porque el genocidio es parte de la estrategia de exclusión de siempre de la oligarquía y la condena social de hoy puede dificultar su necesidad de implementarla mañana.  
Veamos por  ejemplo la frase de Casero sobre el “rescate” a Juan Cabandié por parte del asesino de los padres y su apropiador.  Ante esos dichos  no veo que haya que  guardar silencio ya que el agredido por Casero no fue, en principìo, Juan Cabandié sino  las abuelas, las madres, los 30000 compañeros secuestrados y asesinados, el pueblo resistente. También es agredida la conquista de memoria, verdad y justicia que toda la derecha pone en cuestión una y otra vez. Por caso Pagni, Grondona, etc, reclamando amnistía para los genocidas una vez más.
Por esto, no podemos tomar estos debates como secundarios.
Claro que no podemos esperar que se ocupen de ellos los miembros de nuestro gobierno, quienes seguramente están abocados a cuestiones ligadas a su gestión. 
Justamente para eso estamos quienes humildemente adherimos a esta década y dos años ganada: para disputar cada día el sentido común de la sociedad por más solidaridad, inclusión, soberanía, memoria, verdad y justicia

jueves, 17 de octubre de 2013

17 de Octubre 1945: el Estado en la mira del pueblo

Miles de trabajadores llegan a la Plaza dispuestos a liberar a Perón. La conmsigna se escucha clara en las filmaciones "queremos a Perón"
Ya Perón cuenta con el compromiso del gobierno de convocar a elecciones en 6 meses. Al salir al balcón podría haber dicho "todo bien, habrá democracia, vuelvan a sus casas".
En cambio proclama: "Interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores que es lo único que puede hacer grande e inmortal a nuestra Patria. (...) Para que nuestro pueblo, no solamente posea la felicidad sino que sepa dignamente defenderla". y cierra "Únanase, sean más hermanos que nunca, sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa patria la unidad de todos los argentinos"
Con este discurso, uno de los mejores que se hayan pronunciado en la historia, Perón  resignifica, desde el balcón de la casa rosada y de cara a la multitud que colma la Plaza,  la acción de cada uno de los trabajadores que se movilizaron hasta la casa de gobierno.  Salieron desde Avellaneda, Ensenada, San Martín o La Matanza a reclamar por la libertad de Perón. Volverán a sus barrios, sus casas, sus puestos de trabajo, convencidos de que la Patria, el pueblo, la vida política de nuestro país, dependen de su unidad y movilización. Sintieron su unidad en el quehacer compartido de movilizarse, el discurso de Perón convocará sus miradas, sus intenciones, sus esperanzas, su experiencia de movilización, hacia el Estado.
En minutos, se  sella para siempre el destino del peronismo y de nuestro país a la movilización popular, al protagonismo del pueblo. Retomando viejas tradiciones radicales, anarquistas, socialistas, comunistas, el reclamo popular resurge, pero esta vez marcha a convertirse en política de Estado.
Se sella también el destino de aquellos que en diferentes momentos han buscado desmovilizar al pueblo, quienes trataron de convertir al peronismo en un movimiento dócil a los grupos de poder, conservador, entreguista. Podrán medrar de momentos de debilidad o confusión, pero tarde o temprano, como desde el 2003 con Néstor y Cristina, el peronismo vuelve a encontrarse con el pueblo para retomar el camino

martes, 13 de agosto de 2013

Frente a la dificultad: una convocatoria necesaria de Horacio González

Estamos en medio de lo imposible y con la pretensión de seguir adelante. Horacio González lo dice ayer en Página 12, en su artículo "Frente a la dificultad"
En medio y por imperio del malentendido prosperamos a pesar de una desventaja esencial: nos revindicamos como pueblo en un sistema que se reproduce en nuestra contra, el capitalismo. Y lo hacemos en el peor momento, aquel en que, como dijo Zizek a los indignados de EEUU "el matrimonio entre el capitalismo y la democracias ha muerto".  Lo hacemos cuando todo -desde los medios hasta las agencias internacionales, los ex progresismos, desde los fondos de fomento hasta el espionaje- avanza con la exclusión y lo bizarro. Entre el fuego cruzado que desalienta y crea realismos de derrota entre nuestras gentes un  puñado de gestas acá, en el sur de América, sostiene y ejecuta banderas de inclusión e igualdad a veces de modo glorioso, a veces a los tumbos. Garantizamos democracia en el capitalismo y aún a su pesar, a pesar de los poderes y de la oposición.
El malentendido, se sabe aunque algunos lingüistas lo olviden, se manifiesta en el decir pero suele reposar en el devenir de lo imaginario: los pueblos suelen dar lo que sienten que pueden antes que lo que indica lo medible en ellos. Horacio vislumbra que en nuestro caso algo del peronismo incide, aunque deja la sospecha de un límite en lo que yo preveo como la condición necesaria: hay kirchnerismo, reparación, memoria, verdad, justicia, soberanía, porque hubo, hay peronismo en las raíces de nuestras convicciones. El que hizo falta para ir hacia lo impensado en 2003 y seguir doblando apuestas cuando hay zozobra. Hay algo que explicar aunque nos falten elementos: mientras movimientos emancipadores históricos se mostraron permeables al virus capitalista y corrieron por diferentes vías de transformismo, el peronismo revivió después que sus peores deformaciones, el lopezrreguismo y el menemismo pudieron confundirse con su muerte.  
Es hoy por hoy un matiz que puede soslayarse si coincidimos que es la hora de recrear este desorden emancipador que encarnamos como kirchnerismo.
No hace mucho, las usinas neoliberales anunciaron la muerte de los grandes relatos y muchas mentes bienintencionadas salieron a darle la razón a aquel enunciado que parecía romper definitivamente con las lógicas antiguas del progreso, la liberación, la igualdad, el paraíso posible de ser construido en la sociedad humana.
El devenir del mundo, esto es el avance financiero militar y la resistencia de los pueblos allí donde los grandes relatos no se despegaron de su origen, vino a poner las cosas en otro lugar que el que esperaban los escribas posmodernos: el encuentro entre el legado originario y el marxismo en Bolivia, la gesta por la nueva república en Venezuela, la gesta metalúrgica proyectada hacia el Estado en Brasil, la insurgencia setentista en Uruguay, el peronismo, la gesta plebeya de mayo y los ´70 en Argentina, cada gran relato hizo viable lo imposible, aquello que Cuba pareció desmentir con su soledad de décadas.
No es la revolución pero, como dice Horacio:  “el verdadero capitalismo globalizado no desea que prosiga (mos)”, el poder mundial siente que estamos haciendo banquetes usando sus cubiertos y salones, gozamos –relativamente, es cierto- del cobjijo de lo que considera su casa cuando deberíamos vagar por mendrugos en los suburbios del sistema.  
Es cierto entonces, el gran poder quiere terminar con nosotros, pero ve mellada su arma expeditiva, los golpes militares, tiene ideología y medios para confundir pero poco para convocar, menos para esperanzar, sus liderazgos son menos que estrellas fugaces. El tiempo, las convicciones y la decisión, pero también el gobierno aún están de nuestro lado. El futuro no está escrito pero sí sabemos dónde está la puerta de acceso: hay que revertir agosto en un triunfo en octubre, ir por más como lo indica nuestro relato.   

Frente a la dificultad

 Por Horacio González

Hasta el momento, un sutil e implícito descentramiento vino jugando a favor del Gobierno. Ha tenido trato con el vacío y la plenitud, ha surgido de un vértigo y creó una institucionalidad movediza que puso sobre la arena política debates cruciales sobre la historia colectiva. Sale machucado de esta jornada, pero su compleja respiración sigue viva. No es anticapitalista, pero no todos los procapitalistas caben en él. Verdaderamente, el verdadero capitalismo globalizado no desea que prosiga. No es antirrepublicano, pues sus actos, que proyectan reformas institucionales o leyes avanzadas, se someten al debate parlamentario y al juego democrático general. No obstante, sus impulsos reformistas son pretextos variados para la crítica de un neorrepublicanismo que a veces siente estar frente a una dictadura. Tampoco el Gobierno es enteramente peronista: si buena parte del peronismo cabe en él, no todo el kirchnerismo cabe en el peronismo. ¿Y el peronismo? Visto desde su propia complacencia, está escindido para siempre, aunque conserva el mismo nombre. Hay en su interior el dilema de origen: o su memoria da paso a otros rumbos o se instala en su ocaso litúrgico.
El Gobierno no es contrario a las inversiones extranjeras, pero buena parte de su adversarios lo acusan de ahuyentarlas, lo que hace sospechar la paradoja de que cuando lo critican por verlo contrario a tales inversiones es por su tendencia nacionalizadora, que sin dejar de ser genuina, no se realiza en la época de Scalabrini Ortiz sino en la de los fondos buitre. El Gobierno gobierna en la dificultad, no en el auge. ¿No lo sabíamos?
No menosprecia cierto privilegio hacia el revisionismo histórico, pero reivindica a los principales héroes de la Ilustración argentina, no desdeña a Sarmiento ni a Lisandro de la Torre, e incluye un saludo explícito a la reforma universitaria de 1918. Mientras al peronismo más estricto le gusta recordar que la gratuidad de la enseñanza universitaria explícita viene de Perón, la Presidenta puede saludar este hecho de naturaleza democratizadora en lo económico, aunque acentúa la historia democratizadora esencial. ¿Cuál es? Que ese reformismo universitario progresista es el que ocurre en la conciencia institucional universitaria, en el corazón de los saberes humanísticos. Precisamente en aquel año en que Deodoro Roca, el último gran hombre de la gran Ilustración argentina, escribe el Manifiesto Liminar. Hay que saberlo.
Como nunca, dado el carácter repentino o su gusto por lo flagrante, los actos más diversos del kirchnerismo hicieron surgir a la luz las afecciones más profundas, las motivaciones primarias, las oscuras incitaciones del país, a veces encerradas en memorias lejanas de las encrucijadas nacionales. En el marco de una campaña adversa que, recurriendo a poderosos thrillers, género truculento que procura altos resultados emocionales, asoció al Gobierno a espantables corrupciones que taponaban toda discusión posible. Inclusive impedía la propia discusión más precisa sobre la corrupción. Puede comprobarse que a pesar de tales campañas, que hacen de la política un mundo espeluznante y patibulario, la elección realizada por el Gobierno fue su momento de mengua, pero de digna resistencia ante tales ataques.
Más que multipartidarias, esas arremetidas lanzaban sus flechas desde una condensación mediática inusitada. Se atacó al Gobierno bajo la hegemonía de la injuria fácil, arma conservadora por excelencia. Los resultados electorales dicen que el Gobierno resistió como pudo la tensión en sus ciudadelas. Si los resultados que obtuvo no son ni espectaculares ni lo desobligan de mayores compromisos explicativos, le trazan ahora un horizonte donde deben convivir con reorientaciones y reflexiones más exigentes. Exámenes internos, rigores analíticos mayores, son sin duda lo que el momento aconseja. ¿No lo sabíamos? Hay que saberlo.
Descartemos dos visiones extremas. Se equivocan quienes suponen que hay un “aparato estatal” que tiene efectos coercitivos sobre el voto –el viejo espectro del clientelismo–, como quienes también digan que los “aparatos comunicacionales” hayan llenado de comidilla servil a la oposición. Es obvio que eso existe, son elementos de cuya abstención no puede jactarse ninguna elección. Pero para comenzar a hablar, no vale ya decir lo obvio. El voto como entidad colectiva es lo que se sabe a sí mismo como señal de validez, es lo ya dado, no como operación espuria. Existió la voz gubernamental, y la otra voz. La frase “la patria es el Otro” adquiere ahora su verdadera dramaticidad. Lo sabíamos.
Pero es necesario decir también que hubo varias campañas. La de los partidos, coaliciones, ligámenes personales. Y la “otra campaña”, hecha por los karatekas de las sombras, alegres comediantes de individualismo posesivo, que sin duda tuvo grandes efectos. Se basaron y a la vez crearon un tipo de elector desideologizado, que convive con la inmediatez de tiempos quebradizos y en donde la mundialización de los gustos y formas de vida ejerce un mandato de condena, en términos de sumisión y pobreza, sobre millones de personas en todo el mundo. Vivimos bajo nuevas formas de vigilancia, consumo, simbolizaciones sumarias pero efectivas en la creación de estilos políticos bajo dominios tecnológicos que implícitamente definen la cantidad de hombres y mujeres que serán marginados o víctimas del hambre y la inanición. De nada de esto saben Massa o Macri, pero desde ya deben demostrar querer saber más de esto los que hayan dicho que escucharon flamear antiguas y nuevas banderas populares.
Es un lugar común admitir los errores sin decir cuáles son, pero en la raíz de la situación vemos un gobierno que cosecha un caudal mediano de votos –aun siendo la primera fuerza nacional y manteniendo quórum propio en las cámaras–, y que no merma ante los electores por sus deficiencias, sino por lo que largamente ha insinuado, su reformismo atrevido y no sus dimisiones. Porque hay un supremo error en todas las fuerzas políticas de nuestros países. La poca atención que se presta a las nuevas configuraciones de dominio, el mando mundial, que tiene las más oscuras zonas de disputa, que afectan los viejos legados democráticos, que adoptan la imposibilidad de detener guerras latentes, provocándolas. Larvadas o intermitentes, lanzando operaciones bélicas de todo tipo. Mantener las instituciones democráticas es vital; tan vital que solo se lo hace yendo a la cepa última de esta situación, esta estructura de escasez que propone el mundo capitalista real para las clases populares, y no tanto una fenomenología social válida –seguridad, inflación, corrupción–, temas que cuando las izquierdas populares no toman adecuadamente, están más fácilmente disponibles para que los nuevos conservadores se apropien de ellos, porque ellos no son ni quieren ser sino eso.
Todas las nociones colectivas, lo social como signo emancipador, están en riesgo. Países donde se ha avanzado en esos conceptos –finalmente culturales– sin abandonar desarrollos productivos que no afecten el destino de la humanidad, lo humano mismo, son precisamente los países cercados por nuevas alianzas estratégicas –como la del Pacífico– y decisiones de agencias secretas que repentinamente ven un objetivo militar en el avión de Evo Morales. Son coacciones que fuerzan a la clase política mundial, inclusive a la que en el pasado mostró aspectos que podrían llamarse progresistas, o tercermundistas, o de liberación social, a convertirse en el programa del liberalismo obligatorio, que ya nada tiene que ver con herencias venerables del siglo XVIII. Ahora es un liberalismo que puede no aludir a invasiones, bombardeos, confiscación de embarcaciones, administraciones de la usura mundial que tiene a su servicio cortes supremas, aviones militares no tripulados, pero aparece como su complemento. Apéndice que en su mejor nivel es medroso y en su peor nivel es oportunista y pusilánime. Ese neoliberalismo se apresta a volver, alimentado por afluentes sombríos, que algunos conocen bien, otros no aciertan a detectar, aunque pronuncien muchas veces palabras superficialmente adecuadas. Lo sabíamos. Es tiempo de auscultar lo que somos, interpretar con agudeza los nuevos horizontes de justicia y rehacernos en el acoso.

lunes, 12 de agosto de 2013

Repasando las PASO 2013

LAMERSE LAS HERIDAS ES COSA DE PERROS.
Hace milenios que los humanos perdimos la propiedad antiséptica que tiene su saliva, pero tenemos la inteligencia suficiente como para modificar lo necesario de una elección a otra y ganarla. 
Tenemos pueblo con historia de nuestro lado, militancia, soiidaridad, y como dijo Cristina anoche, coraje para seguir gobernando en favor de nuestro pueblo. Enfrente hay marketing, decepciones y odio. VAMOS COMO SIEMPRE: POR MÁS
Antes de irme a dormir y con las primeras impresiones de estas PASO aún en la retina y los testículos, adelanto un par de reflexiones no sin dejar de aclarar que evitaré consideraciones estratégicas, referencias a la coyuntura mundial y precisiones ideológicas ya que no veo en estos aspectos grandes diferencias con los procesos  anteriores y los resultados fueron diversos.
Por otra parte, considero que abrir dudas acerca de cuál gestión de gobierno está mal, más o menos o bien, es una tarea para el largo plazo, que básicamente se jugará en soluciones post diciembre. Pero como también dijo Cristina hace un rato, no es hora de prometer lo que no se hará. Así que aún cuando en el mediano plazo resolvamos cuestiones como FFCC, dólar o el imaginario “patas en la fuente”, nada de esto parece materia central en estos dos meses.
También dejo de lado que se trata de primarias y legislativas ya que creo que si bien las presidenciales inclinan a la sociedad a manifestarse más a fondo no está escrito en ningún lado que la diferencia entre unas y otras tenga que tener esta magnitud.
Además dejo de lado que la proyección de estos resultado nos dejaría igual o mejor que ahora a nivel legislativo. Esto puede ser cierto en las matemáticas pero puede no serlo en la política: si se repitieran los guarismos esto incidiría a nivel social (dos derrotas no son lo mismo que una en el ánimo de la gente, la militancia y –sobre todo- en el de los enemigos del proyecto) y a nivel burocrático (con una segunda derrota no está escrito que no haya quienes salten el charco una vez elegidos)
Entonces, digo que estas PASO:
1-      No pueden compararse con las legislativas de 2009, ya que en aquel momento nuestro principal referente perdía con una creación mediática tras una dura derrota en el conflicto con la Mesa de Enlace y la traición de Cobos. En cambio, esta vez
1 a - perdemos sosteniendo un candidato que hubo que poner en juego con menos tiempo que el que tuvo Massa para armar su propia candidatura, retirada mediante de Randazzo tras accidente de Castelar.
1 b – ya hay más de un antecedente de cuánto aprovechan estas estrellas fugaces el capital que reciben de una elección ganada
1 c - A aquella derrota del 99 en Provincia de Buenos Aires la sucedió la consolidación del PRO como fuerza capitalina y cabeza de la derecha, mientras que en ésta:
1 c 1 -el PRO, como le dijera hace un rato el “politólogo Feinmann (el malo) a Michetti, resultó derrotado por la sumatoria de votos UNEN
1 c 2 – con este traspié Macri se manca para la carrera presidencial (no digo definitivamente ya que Argentina es rica en resucitados), deja a la derecha sin referente presidencial a dos años de las presidenciales, con el agregado de que:
1 c C3 - el actual triunfo de Massa traslada la disputa 2015 al seno del peronismo (en su sentido amplio, es decir con basura menen-Duahldista y todo) y Macri no tiene nada para ofrecer a ese espacio más que el aporte de una fuerza no peronista provinciana (CABA no deja de ser una provincia en ese sentido) aporte por el que a lo sumo podría cobrar algo que a Macri no le interesa (una senaduría). Encima:
1 c 4 – Si no cambian mucho las cosas para octubre Michetti con cuatro años por delante en el senado, pasa a ser una socia mayoritaria en relación al resto de sus pares del PRO, incluido Mauricio. Considerando las solidaridades de la cultura PRO…
1 d – Por supuesto, si la UNEN no fura una versión bizarra y aún más derechizada de la ya bizarra Alianza, se podría esperar que estorbe el futuro del kirchnerismo de un modo que por ahora resulta difícil prever, habida cuenta de la vocación de no - poder institucional de cada uno de sus miembros y del no conjunto que componen.
2-      El resultado de Provincia de Bs. As. es modificable hacia octubre, entre otras cosas porque:
2 a – No está claro que Insaurralde haya tocado su techo y estos dos meses pueden servir a aumentar su caudal de votos
2 b – Scioli juega su carrera presidencial en ello y ahora tiene en superficie y a la vista a aliados y enemigos, de modo de poder jugar todo a revertir la tendencia
2 c – Muchas intendencias importantes pondrán esta semana las barbas en remojo y buscarán cómo mejorar la cosa, por caso Avellaneda, Lanús, 3 de febrero, Morón, Moreno. Si bien no descarto que en algunas se hayan producido traiciones (x caso aliados en Exaltación de la Cruz) en otras no se vio una campaña a la altura de lo que se estaba jugando (de otro modo en  Morón no se habría jugado con Sabattella en las listas como candidato a diputado)
2 d – Hay un fenómeno por analizar y que me supera y es que si las cifras a esta hora son exactas, ha sucedido algo inédito: hemos  ganado los grandes distritos históricos del conurbano (La Matanza, Lomas, La Plata, Quilmes, Florencio Varela) y sin embargo perdimos la provincia en diputados nacionales. En todo caso apunto que con revertir algunos distritos estamos peleando en octubre.
2 e – Por supuesto no creo que el duhaldismo –no hay dudas que el aporte territorial Massa lo saca de allí- nos la haga fácil, pero ni el kirchnerismo es la renovación del 88 ni hay la posibilidad de reparto de botín que había en el `89 con el movimiento popular en derrota y decepcionado con Alfonsín, el neoliberalismo en condiciones de generar expectativas, el Estado como un cuco, etc.
3-      La falta de internas en el FPV agrega un condimento en las evaluaciones provinciales: si no se dirimen cargos y figuras ¿alcanza con la “continuidad del proyecto” como convocante para ir a votarnos? Con que este factor incida en un 5 ó 6%, si le encontramos la vuelta estaríamos peleando en casi todos los distritos perdidos, salvo:
4-      3 a – Santa Fe. Otro enigma a dilucidar: Se decía que Rossi era el que tenía dificultades para acumular y disputar. La suerte de Obeid muestra que el problema en Santa Fe es la experiencia de su pueblo con lo que fue el peronismo en las últimas décadas (Reuterman, el mismo OBeid) y que si bien un 20 y pico % no sería despreciable para las próximas presidenciales, revertir esta realidad local implicará un cambio de estrategia cuyo eje no vislumbro aún. Córdoba parece plantear el un problema similar.
5-      El caso de Mendoza estaba cantado: el tipo que pierde con Cobos esta vez fue antes contra Pérez metiendo los votos de la cana provincial en la interna del FPV. Le sirvieron para ganarla, pero no para las PASO.
6-      En primera conclusión, entiendo que hay mucho para revertir de cara a octubre y que es posible en una medida importante
Bien, es un repaso sumario y electoralero ya que esa, me parece, es la esencia de las PASO.

Un abrazo y a laburar a lo mormón

martes, 30 de julio de 2013

La Escuela 12 de Moreno; un gesto y una década

¿Alguna vez el discurso de un presidente se cruzó con tu vida y fue buena noticia?
Ayer lunes Cristina nombró a Vicenta Castro Cambón. Después de treinta años volví  a escuchar el nombre de esta mujer que tuvo una vida dura, de padecimiento físico y supo enfrentarla como escritora, poeta y realizadora.
En 1983, al quedar a cargo de 5º, 6 y 7º grados en la Escuela 12, barrio (si mi memoria no me engaña) Los Paraísos, Municipio de Moreno, supe de Vicenta. La escuela tenía su nombre y de algún modo el lugar y ella se correspondían.
Quince cuadras de tierra desde la vieja ruta 7, patio de tierra, un par de aulas y la dirección. 
Iban en su mayoría hijos de personas que cortaban el pasto y/o hacían el trabajo doméstico en las casas quinta de La Reja. Pobreza, desempleo, chicos con hambre, familias desplazadas de todo y esa rara sensación de algo siniestro rondando que crearon los años de la dictadura. 
Al entrar al aula tras la obligada formación en el patio me llamó la atención el silencio de los pibes frente a la presentación del maestro nuevo por parte de la directora. Cuando quedamos solos les conté que vivía en Moreno, que había trabajado como maestro hacía unos años. Claro, no podía contarles que había salido en libertad cuatro meses antes y que aún estaba bajo el régimen de libertad vigilada. Más bien incumpliendo ese régimen, ya que me asignaron el perímetro del pueblo de Torres como espacio dentro del cual podía desplazarme y yo estaba en esa escuela, a unos 40 km del pueblo y la casa de mis viejos, a unos diez de la casa que compartìa con mi pareja de entonces. 
La cosa no parecía progresar: cada uno me deba su nombre y volvía al silencio. Tras mi saludo y la aclaración de que podían llamarme Mario, el silencio se hizo mas espeso: ojos inquietos, bocas cerradas en esos veinte pibes de todas las edades imaginables que me miraban tras sus pupitres.
Dejo pasar un rato y pregunto "bueno ¿qué pasa? ¿alguien quiere decirme?"
Una piba de unos trece años levanta la mano, vacila un momento y luego dice  "Ud. ¿pega?".
Conteniendo las ganas de abrazarlos a todos, sólo le digo que no, que nunca le pegaría a un chico, que nadie debe hacerlo. "La directora sí", replican varios. 
"Bueno, desde ahora nadie va a hacerlo" les digo y veo que no se trata de palabras: van a creerlo sólo y sencillamente si no vuelve a pasar. 
Comienzo a preguntarles qué están aprendiendo en cada grado, les propongo actividades, voy y vengo por el aula mirando cuadernos, actitudes, indicios de cómo son estos chicos, cómo es su vida, la de sus padres, los modos de hablar , de sentir y actuar en una sociedad de la que estuve aislado durante casi ocho años y medio.
En pocos meses ya los quiero casi como a hijos, como quiero a los alumnos de segundo grado que veo a la tarde en la escuela 7, de La Reja. Menos pobreza, asfalto, importante edificio para la zona y la época. También un director que me abrió sumario por no usar corbata, por permitir que los pibes me llamen Mario y jueguen a tirarme al piso entre todos en la hora de gimnasia.
El sumario pasó, la dictadura ya no era le que fue y las elecciones de octubre parecían inamovibles, así que me permití una esperanza: que ese baño de ternura y vida que me llegó con que la docencia y compensaba años anteriores duraría,no tendría fin. 
Tampoco tenía fin el barro de las lluvias invernales desde la ruta a la escuela 12 y su patio. Pero hasta eso tenía su compensación: directora que se jubila, nuevo director, más joven que yo, prolijo, muy formal, pero con un gran respeto y amor por las pibas y pibes de Los Paraísos. Un día entra al aula y estoy explicando que si no se sabe sumar, restar, multiplicar y dividir, no van poder tener buenos empleos, menos defender su sueldo, saber si le están pagando lo que deben. Así que aunque les cueste voy a seguir haciéndolos practicar hasta que aprendan y se sepan hacer valer. Les guste o no.
El joven director se va en silencio. al otro día pregunta si creo que me entienden, que hego bien. Le digo lo que realmente creo: que no se si me entienden, pero sí se que algún día se van a enfrentar esa situación y sería bueno que alguien los haya prevenido. Pareció quedar conforme.
Llegaron las vacaciones de invierno y el primer día de vuelta las aulas me llaman de la Jefatura de Inspección a Moreno. Una nota de la dirección General de Escuelas de la Provincia, corta, escueta, "En aplicación del artículo 8 (...) aptitud psicofísica e idoneidad moral (...) cesar en su cargo a...". Al fin de cuentas aún estábamos en dictadura, así que pregunté qué podía hacer y me informaron: escribir un descargo y seguir trabajando hasta que llegara una respuesta fundada desde La Plata. 
A los tres días nueva llamada. Esta vez no había papel, sólo caras preocupadas en inspectores y empleados: "nos llamaron y dijeron que si sigue en las escuelas nos echan a todos". 
Al menos no me venían a buscar a casa invocando la vigilada, tampoco nos chupaban a mí y mi compañera, también ex presa e infractora de la zona asignada. Moreno había sentido lo peor del genocidio en decenas de desaparecidos, muertes, arrasamiento de barrios. Faltaba tiempo, reparación, años de democracia para que el sano ejercicio de ir contra la injusticia se generalice. Así que les digo que no se preocupen, que ya se iría la dictadura y se podría terminar con esas situaciones sin jugarse el empleo o la vida. 
A las escuelas no volví. Pensé, pienso, que con las familias de mis alumnos y mis compañeros de escuela las represalias podían ser más duras. También sé ahora que no hubiera podido resistir las caras de los pibes, las preguntas sobre si volvería, esa nueva decepción que agregaba a su experiencia.
Y había que sobrevivir, buscar empleo con el que pagar alquiler, comida. Diciembre me encontró en la Capital, trabajando por la vuelta de exiliados, a la búsqueda de compañeros perdidos, de un lugar donde militar, volviendo a la facultad como docente y como alumno. Y en ese ir y venir los días se hicieron meses, los meses años, un día me encontré ya padre, recién recibido y de vuelta a Moreno, con otro empleo, con otra profesión. 
Hoy Cristina dio a conocer las obras de refacción de la escuela 12.   Veo la foto del comedor y es más grande que la escuela de mi recuerdo. La nueva escuela que merecen los pibes y familias de aquellos barrios.. Gente que antes de estos tiempos de reparación, inclusión, memoria justicia, tuvieron que padecer al menemismo, la inercia final de De la Rúa y lo sobrellevaron como siempre: sacrificio trabajar en lo que se pueda, poner un sueño en el día después, volver a intentarlo una y otra vez. 
Hoy aquellas pibas y pibes deben pasar los cuarenta. Habrá entre ellos quienes son padres, madres y hasta abuelas.  No sé que pudo quedar de aquellos tres meses de mi magisterio en sus vidas. Tres meses suenan a nada ante treinta años.
Ignoro si hubo alguno de ellos entre quienes hoy vieron la escuela mejorada, o entre quienes trabajaron para dejarla a nuevo. Seguramente irán a esa escuela hijos y nietos de aquellos alumnos que no pude volver a ver nunca. 
Una madre, Viviana Benítez, le escribió hace un par de meses a la presidenta sobre las necesidades de la escuela a la que van sus hijos. Las mejoras se realizan.
A diferencia de aquellos tiempos estos pibes tienen otro presente y un futuro palpable. La institucionalidad no se erige ante ellos como una fortaleza enemiga, la presidenta les habla como amiga, casi como madre, siempre como compañera. 
Treinta y un años de no ver Los Paraísos y un gesto de Cristina, mínimo en relación a lo conquistado en esta década, me vuelve a aquellos días. 
Algo del pasado cambia en mi presente, algo de aquella pérdida se repara. 

sábado, 20 de julio de 2013

Parir en Moreno: Cristina y Estela

“Once mil partos por año y vamos por los quince mil en poco tiempo”
“Es una urgencia, ya está en trabajo de parto, vendría bien que venga con nosotros”. Cierro el consultorio y aviso de mi salida a jorge y Deolinda, que están en la enfermería curando a un herido.
Unidad sanitaria Máximo, 1989, Barrio Namuncurá, a unas cuadras de la ruta que divide cuartel V de José C Paz, a 21 km de la estación de Moreno.
Hace minutos se fue la última persona en atención y miraba planillas sin completar haciendo tiempo hasta que terminen Roberto, Deolinda y Jorge para cerrar e irnos.
Llega la ambulancia, me asomo a la sala de espera.  El chofer y Daniel preguntan: “Entonces ¿viene?”
Al llega a la casa, lo de siempre, las vecinas que traen ropa, abrigo, por si acaso algo para comer. También la seguridad que habrá quien cuide a los chicos, aliento, perros curiosos, alguien que aprovecha y pregunta si la enfermera volverá a la sala.
La señora sube atrás con su esposo, adelante la médica que vino del  hospital Mariano y Luciano de la Vega le dice al chofer que vuelva a la sala, así avisa a Central qué hay que preparar. “¿Todo bien?”, pregunto. “Sí, está perfecta”.
Ya en la sala, la médica va hacia la radio, la señora baja con su esposo para aprovechar el baño, el chofer apoyado en la puerta de atrás, revisa la fijación de la camilla para ver que todo esté como debe estar. Meses atrás, de noche, al llegar al hospital, en la guardia descubren que en la ambulancia  falta una camilla, un paciente y algunos trastos. El ambulanciero sale a recorrer la ruta con la compañía de un patrullero. En una curva de la ruta 25 ven, del lado opuesto, unos raspones en el asfalto, pasto levantado en la banquina. Al fondo, entre los yuyos, encuentran lo que queda de la camilla y alguien que duerme profundo, ajeno al frío y la humedad del descampado. Aún hoy, aquel paciente que levantaron en la salita, con alto contenido de alcohol en sangre y la presión por las nubes, no puede decir cómo fue que se abrió la puerta de atrás y la camilla salió disparada hacia la noche con él de pasajero. Y nadie se explica cómo el hombre no se llevó ni un raspón en el suceso.
Pero en este caso la camilla está como debe, la señora está bien y despierta, su pareja no le quita la mirada.
Casi coinciden al salir de la sala con la médica. Ambulanciero y pareja ayudan a la señora a subir y ella se acerca a la camilla justo cuando la médica comenta distraída al chofer, casi por rutina:  ”A Moreno”.
La señora se mueve con una rapidez inesperada para su panza, la bolsa rota, el parto inminente. Sus manos se aferran a la puerta trasera de la ambulancia y grita “¡A Moreno no!
En el momento entiendo para qué me propusieron acompañarlos: no era por mi conocimiento, bastante precario aún, del barrio y su gente, ni los temores del personal  del hospital hacia los vecinos de Cuartel V, aguerridos en la protesta, solidarios a la hora de moverse. Ambulanciero y médica simplemente querían una voz más para explicar, calmar, convencer a la señora y su pareja que a pesar de las camas compartidas, algún maltrato verbal nacido de viejos prejuicios disciplinarios de alguna profesional de aquellos tiempos, el parto iría bien y volverían al barrio en su momento, la señora repuesta, su hijo en brazos, el hombre bolso en mano.
Total: con la señora aún aferrada a la puerta, alguien arrima un auto y con cuidado le pide que con cuidado suba con sus cosas. Su pareja acomoda una sábana doblada sobre el asiento trasero para que la señora se siente. Una vecina sube adelante y va dando consejos mientras parten al hospital de José C Paz, unos diez km más cercano que el de Moreno y-sobre todo- con una fama menos trágica que la maternidad del Mariano y Luciano de la Vega.
“Once mil partos por año y vamos por los quince mil” compromete hoy la presidenta, pálida en el frío del mediodía de invierno, al anunciar la nueva Maternidad Estela Barnes de Carlotto, rodeada de funcionarios y vecinos en Moreno.  ”Me dicen que antes del 2001 pasó que dos parturientas tuvieran que compartir una cama en la maternidad del Hospital”. La voz se le quiebra en el momento que dice “compartir una cama”.
Cristina en 2009 en el Hospitla de Moreno
Maternidad nueva, un nombre que por sí solo es como un resguardo para  nuevos criterios en Moreno y en el país: miles de chicos llegarán a la vida de otro modo, miles de mujeres tendrán la mínima dignidad de esperar su parto sin compartir su lecho de hospital.
Recuerdo que tampoco permitían que los maridos presencien el parto. Un par de veces acompañé a una pareja para lograrlo como excepción.   Me digo que ahora también puede resolverse.
 “Ofrecer a todas las mujeres la presencia sin restricciones del acompañante que ella elija, incluyendo padre/madre, cónyuge, familiar o amigo, durante el trabajo de parto y el parto”, dice la “Guía para la atención del parto normal en maternidades centradas en la familia” (2003) , de la Dirección Nacional de Salud Materno Infantil y agrega: “Facilitar la Interacción Madre/Padre-Hijo en los primeros momentos luego del nacimiento, para lo que debe facilitarse el ingreso del padre a la sala de partos”. Lo mismo legisla la Ley nacional 25929, “de parto humanizado”,  desde el 2004. Pero en la Provincia de Bs. As., como informa un artículo de Mariana Carbajal en Página 12 del 26 de mayo de este año, muchos servicios se resguardan en la falta de ley provincial para no respetar ese derecho.
Antes que un problema de presupuesto de salud, el MAL PARIR y el MAL NACER, rémoras de la cultura patriarcal y disciplinaria oligárquica, es una de las peores muestras de violencia institucional y de género. Profesionales, municipios, gobernaciones, lo vienen extendiendo a contramano de las conquistas que caracterizan esta época.
La presidenta anuncia una nueva maternidad y es un nuevo tiempo, mejor, también para parir y nacer. Es un primer paso. Es un tiempo de reparaciones, si deja de preocuparte la cama o el trato, pelear la presencia del padre será más fácil.